Este es un artículo como invitado de Cyntia Ibanes, parte del equipo editorial de RETO MD. Cyntia nos cuenta su experiencia dividida en los lapsos de tiempo más importante que todos pasamos para nuestro estudio y preparación del ENARM.
3 de septiembre de 2015: primera descarga adrenérgica. Yo estoy en el internado, de guardia en el servicio de Medicina Interna, y escucho a dos residentes hablando de calificaciones. Me basta con prestar atención un segundo más para entender que hoy fue el primer día de ENARM. Significa que la siguiente generación que presente el examen será la mía, idea que por primera vez me tensa genuinamente. Mi sistema nervioso simpático pretende huir en ese momento. Lo contengo y continúo mi camino hacia la sala de espera; los pacientes aguardan impacientes.
30 de noviembre de 2015: último examen del internado. Salgo de la sala y de pronto me percato de que la próxima vez que me siente a repasar para una prueba escrita, será para el ENARM. No sé si eso me reconforta. Quiere decir que ya puedo dedicarme explícitamente a prepararme para aspirar a una residencia. A echarle ganas, decimos.
1° de enero de 2016: propósitos. El primero y más importante, queda claro, es pasar el ENARM. También es el día en que he dejado de ser interna de pregrado. Etapas. Más y más etapas. Para este momentom ya he decidido que me prepararé sin tomar curso. En unos días me reuniré con unos amigos de la carrera para organizarnos y apoyarnos a lo largo del camino. La Medicina se hace en equipo, así que eso haremos antes de tratar de ser elegidos por un examen que intentará evaluarnos.
1° de febrero de 2016: inicia el calendario. Hoy debemos empezar a resumir los temas que nos dividimos. Tenemos muy pocos días para cada asignatura pero nada parece imposible. Me acomodo en mi escritorio y me dispongo a hacer un breve escrutinio de lo que me toca hacer hoy. Sorpresa. Esto es una montaña de páginas. No pasa nada, poco a poco se irá resolviendo con constancia y dedicación. Por suerte, lo primero en el calendario es Pediatría. A esta disciplina pretendo dedicar el resto de mi vida, si el ENARM me lo permite.
Febrero y marzo de 2016: alcanzando al atraso. Llevo dos meses estudiando (casi) diario. Resumiendo resúmenes (guiño CTO guiño), repasando guías y normas. Es frustrante a veces no tener la voluntad para acabar de leer un tema el día que supuestamente toca hacerlo. Pero vamos, quedan varios meses y todavía no estoy tan atrasada. Palabra clave: tan.
Sábado 2 de abril de 2016: inscripción eterna. Desde el segundo en que abre la inscripción, el sitio de la CIFRHS ha caído. Mis amigos ENARM y yo tenemos todo abierto: celulares, tabletas, computadoras. Bien sabemos que eso satura todo al triple, pero la emoción se va convirtiendo en malestar después de tres, cuatro, cinco horas sin poder inscribirnos. En uno de por lo menos 300 intentos, lo logro. Ya está. Todo depende de mí ahora. Eso sí da miedo.
Abril, mayo, junio de 2016: sin comentarios. Me he ido retrasando cada vez más. Sin embargo, no me he permitido largos tiempos sin estudiar. Si no lo hiciera, no podría contener la ansiedad. Estudiar ya no sólo es para prepararme para el ENARM, se ha convertido en el mejor remedio para esperar el momento sin sucumbir a la velocidad con que pasa el tiempo.
1° de julio de 2016: vacaciones. Mi familia y yo saldremos de la ciudad. Es muy entusiasmante poder salir todos juntos después de tantos años dividiéndonos por incompatibilidad de fechas. En cambio, a partir de hoy me quedan dos meses para estar lista. Le aviso a mis hermanos de antemano que, si me ven con mis libros, por favor no me pidan que vaya a jugar. Claro, habrá más convocatorias ENARM en años futuros. Pero esa no es la meta. La meta es el ENARM XL, curioso número. El ENARM extra-grande. El estrés aumenta, el cansancio de su mano. Hay que respirar hondo. Hay que tener conciencia y consciencia de la angustia para mantener el esfuerzo; pero no hay que desistir, es solamente una etapa, una muy corta, valdrá la pena el sacrificio y tendremos unos meses de paz absoluta después del examen, pase lo que pase. Me lo repito diario porque no es tan sencillo como parece.
Hoy: resuelvo unos casos clínicos de entrenamiento. No conozco todas las respuestas pero las que sí conozco me reconfortan. No tiene por qué salir mal. El examen es inminente. Si esto fuera un desastre natural, ahorita me siento escuchando la alarma sísmica. Tengo que ponerme en zona segura para evitar la catástrofe.
Conclusión: inhalo, exhalo y sigo leyendo. Digo, al final ya llevamos mínimo seis años en esto, es decir, un cuarto de lo que muchos hemos vivido. Hay que confiar porque médicos ya somos. Vamos por el segundo logro en la educación superior. Por lo tanto, en los días que quedan antes del Sr. ENARM, seguiré repasando para no olvidar y para paliar mis nervios. Aunque tal vez también aumente mi ingesta de almendras; un “boost” memorístico no le viene mal a nadie. Uno nunca sabe…
También te podría interesar: