Tomar la decisión de hacer una especialidad y cuál elegir, es igual de importante que la decisión que hiciste a los 18 años de querer estudiar medicina. Seguramente te encantaban las materias de ciencias de la salud y te imaginabas como un gran médico clínico o cirujano con un buen estilo de vida o ayudando a mucha gente necesitada de salud, pero nunca se nos dice o explica cuánto se sufre y cuánto se pierde en esta gran carrera y en caso de que si se nos advierta, no les creemos.
Y ahora te encuentras acabando medicina general, haciendo tu servicio y crees que ya después todo será de color de rosa. Pero para que esto suceda es necesario que te sientes un momento a pensar en lo mejor para ti; ya que aunque la medicina es hermosa y todos los que estamos ahí nos gusten diferentes especialidades quirúrgicas o clínicas, debes elegir la mejor para ti y así no tomar una mala decisión, puesto que cambiará el resto de tu vida.
Por ello antes de elegir una especialidad mejor pregúntate ¿Qué tanto estás dispuesto a perder por esa especialidad?
Existe gente para todo en este mundo, hay gente hecha para vivir encerrada en una biblioteca y hay otros que se avienta de paracaídas todos los días de su vida; es decir no todos estamos hechos para lo mismo y más importante aún, no queremos lo mismo.
A que voy con todo esto, la medicina no lo es todo para todos, hablando de la medicina como profesión, hay médicos (los cuales yo admiro) que dedican su vida entera a los hospitales y a los pacientes y eso los hace felices; gracias a ellos la medicina avanza y la gente se cura. Pero de la misma manera que hay gente que no se podría aventar diario de paracaídas, existimos médicos que no podemos vivir en un hospital y estar encadenados a la profesión.
¡Ojo! no digo que seamos malos médicos, ni médicos irresponsables, pero sí quiero invitarte a que pienses qué tipo de vida quieres tener. Una vida en la que en cualquier momento te hablen para operar y no puedas tener el control de tu tiempo, o una vida sin urgencias con pura consulta sin el estrés de la cirugía, pero también sin su adrenalina, quieres pasarte el tiempo atrás de un microscopio o quieres atender partos a cualquier hora del día.
No sólo pienses en lo difícil o no que va a ser la residencia ¡eso termina!, pero si reflexiona sobre lo que verdaderamente quieres de tu vida, tanto dentro como fuera del hospital y con base a eso escoge algo que te llene. Un médico pleno aporta y un médico frustrado genera un sistema de odio dentro de la medicina, en el cual hemos estado inmersos por mucho tiempo.
Piensa y decide no sólo por amor al arte, si no por amor a ti, a tu vida y a los que te rodean.
Autor: Dr André Tapia
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