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Síndrome de Guillain-Barré: desentrañando su historia, patogenia y el futuro de su tratamiento
Equipo Editorial Reto MD
7 de Octubre de 2025

El síndrome de Guillain-Barré (SGB) es una de las enfermedades neurológicas más impactantes, capaz de llevar a un individuo a la parálisis completa y la dependencia de un ventilador en cuestión de días. Desde su descripción inicial en 1916, el SGB ha sido objeto de una vasta investigación, revelando una complejidad y heterogeneidad que desafían nuestra comprensión y manejo. En este contexto, la reciente revisión del Dr. Richard A. C. Hughes (2024) en el European Journal of Neurology nos ofrece una perspectiva invaluable, trazando la evolución de la investigación sobre el SGB y señalando las avenidas más prometedoras para el futuro.
Metodología: una mirada personal a la evidencia
Este análisis se basa en una revisión personal no sistemática, lo que permite al autor, un experto en el campo, sintetizar décadas de investigación y experiencia clínica para ofrecer una visión cohesiva de los avances y desafíos en el SGB (Hughes, 2024).
Hallazgos clave: un viaje a través de la complejidad del SGB
La comprensión del SGB ha evolucionado significativamente desde su descripción original por Guillain, Barré y Strohl en 1916, quienes destacaron la debilidad de inicio rápido, la arreflexia y la disociación albuminocitológica en el líquido cefalorraquídeo (Hughes, 2024, citando a Guillain et al., 1916). Con el tiempo, se reconocieron variantes como el síndrome de Miller Fisher (MFS) (Hughes, 2024, citando a Fisher, 1956) y, crucialmente, se identificaron subtipos patológicos distintos.
En la década de 1990, estudios clinicopatológicos, particularmente en China, revelaron la existencia de formas axonales: la neuropatía axonal motora y sensitiva aguda (AMSAN) y la neuropatía axonal motora aguda (AMAN), que contrastan con la forma desmielinizante inflamatoria aguda más común (AIDP) predominante en Europa y América (Hughes, 2024, citando a McKhann et al., 1993; Griffin et al., 1995). El estudio internacional en curso del SGB (IGOS) ha documentado estas variaciones geográficas, mostrando que la forma motora-sensitiva es predominante en Europa/América (69%), mientras que la forma puramente motora es más común en Bangladesh (69%) (Hughes, 2024, citando a Doets et al., 2018). La incidencia del SGB aumenta con la edad y es mayor en hombres, y aunque la mayoría de los pacientes se recuperan, una proporción significativa sufre discapacidad prolongada o incluso mortalidad (Hughes, 2024, citando a Sejvar et al., 2011).
Patogenia: un rompecabezas en constante armado
La patogenia del SGB es predominantemente autoinmune, a menudo desencadenada por una infección previa. Se ha establecido de manera convincente que las formas axonales, especialmente la AMAN, están asociadas con anticuerpos dirigidos contra gangliósidos (GM1, GD1a) presentes en las membranas axonales. Estos anticuerpos, generados por una respuesta inmune cruzada a los glicanos de Campylobacter jejuni, causan daño axonal mediado por el complemento (Hughes, 2024).
Sin embargo, la patogenia de la AIDP es menos clara. Aunque algunos pacientes presentan anticuerpos contra gangliósidos, su papel no es tan definido como en las formas axonales. Un hallazgo reciente y emocionante, que reaviva el interés en un mecanismo diferente, es la identificación de respuestas de células T autorreactivas. Estudios recientes han demostrado que células T CD4 reaccionan a proteínas de mielina compacta (P2, P0, PMP22) en pacientes con AIDP, lo que sugiere un papel crucial de la inmunidad mediada por células T en esta forma de SGB (Hughes, 2024, citando a Sukenikova et al., 2024). Este descubrimiento es particularmente relevante, ya que la patología de la AIDP se asemeja a la neuritis autoinmune experimental (EAN), una enfermedad impulsada por células T.
Tratamiento: avances y horizontes terapéuticos
En cuanto al tratamiento, los ensayos controlados aleatorizados han sido fundamentales para establecer la eficacia de las terapias. Se ha demostrado que los corticosteroides no ofrecen un beneficio significativo (Hughes, 2024, citando a Hughes et al., 2016). Por otro lado, la plasmaféresis y la inmunoglobulina intravenosa (IVIg) han probado ser tratamientos eficaces y son consideradas terapias de primera línea (Hughes, 2024, citando a Guillain-Barré Syndrome Study Group, 1985; Dutch Guillain-Barré Study Group, 1992). Es importante destacar que una segunda dosis de IVIg no ha demostrado ser más efectiva y se asocia con más eventos adversos (Hughes, 2024, citando a Walgaard et al., 2021).
Actualmente, se están investigando nuevas terapias dirigidas a la patogenia mediada por anticuerpos y complemento, como los inhibidores del complemento, la imlifidasa (una enzima que escinde IgG) y el efgartigimod alfa (un bloqueador del receptor Fc neonatal) (Hughes, 2024).
Conclusión e implicaciones clínicas: ¿Qué implica esto para mi práctica clínica diaria?
La revisión del Dr. Hughes subraya la naturaleza multifacética del SGB, un síndrome que, a pesar de los avances, sigue presentando desafíos significativos. La comprensión de sus subtipos clínicos y patogénicos es fundamental para una práctica clínica informada.
Para nuestra práctica clínica diaria, esto implica:
- Reconocer la heterogeneidad: Aunque el tratamiento inicial con plasmaféresis o IVIg es estándar, es crucial recordar que el SGB no es una entidad única. La identificación de subtipos (AIDP, AMAN, AMSAN, MFS) y la búsqueda de biomarcadores específicos, como los anticuerpos anti-panneurofascina que responden a rituximab en casos graves (Hughes, 2024, citando a Fehmi et al., 2021), son pasos hacia una medicina más personalizada.
- Optimizar el tratamiento actual: Continuar utilizando la plasmaféresis o la IVIg como terapias de primera línea, evitando los corticosteroides. La evidencia es clara sobre su eficacia y la falta de beneficio de otras opciones.
- Estar atentos a los avances en patogenia: El resurgimiento del interés en la patogenia mediada por células T en la AIDP es un cambio de paradigma. Si se confirman estos hallazgos, se abrirá la puerta a nuevas estrategias terapéuticas dirigidas a las células T, lo que podría revolucionar el manejo de un subgrupo significativo de pacientes con SGB.
- Fomentar la investigación y la colaboración: La dificultad de los ensayos clínicos en enfermedades raras como el SGB resalta la necesidad de estudios multicéntricos y el desarrollo de nuevos métodos para evaluar tratamientos. La búsqueda de biomarcadores que permitan identificar subgrupos con diferentes respuestas al tratamiento es una prioridad.
- Mantener un enfoque holístico: Más allá de las terapias farmacológicas, el cuidado integral del paciente, que incluye enfermería experta, manejo del dolor y apoyo psicológico, sigue siendo primordial. La experiencia del paciente, a menudo marcada por la debilidad, el cansancio y el miedo, debe ser el centro de nuestra atención.
El futuro de la investigación en SGB es apasionante. La identificación de biomarcadores para subgrupos específicos, la profundización en la patología temprana mediante estudios post-mortem y la confirmación de las respuestas autoinmunes de células T en AIDP son avenidas prometedoras. Estos avances no solo mejorarán nuestra comprensión de esta compleja enfermedad, sino que también nos acercarán a tratamientos más precisos y efectivos, transformando la vida de nuestros pacientes. La curiosidad científica y el entusiasmo por estos descubrimientos son el motor que nos impulsa a seguir desentrañando los misterios del SGB.
Referencia:
Hughes, R. A. C. (2024). Guillain-Barré syndrome: History, pathogenesis, treatment, and future directions. European Journal of Neurology, 31(11), e16346. https://doi.org/10.1111/ene.16346