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Hipertensión intracraneal: desentrañando el diagnóstico – lo básico que nunca falla

Hipertensión intracraneal: desentrañando el diagnóstico – lo básico que nunca
falla

Equipo Editorial Reto MD

5 de Noviembre de 2025

¡Colegas! Hoy vamos a hablar de algo que, aunque parece fundamental, a menudo se pasa por alto o se aborda con demasiada ligereza: el diagnóstico de la hipertensión intracraneal (HIC).

Puede parecer obvio, pero un error frecuente es subestimar la importancia de los pilares diagnósticos. La HIC es un estado de elevación de la presión dentro del cráneo que puede causar diversos trastornos neurológicos, desde cefaleas leves hasta convulsiones y coma. Su reconocimiento temprano y manejo oportuno son cruciales para prevenir complicaciones graves, incluyendo daño neurológico permanente e incluso la muerte. Así que, volvamos a lo básico: ¿cómo asegurarnos de que no se nos escape?

Los pilares del diagnóstico: no hay atajos aquí

Diagnosticar la HIC implica una combinación de evaluación clínica, estudios de neuroimagen y, a menudo, la medición directa de la presión intracraneal. Esto es un error de principiante que incluso médicos experimentados cometen: confiar en una sola pieza del rompecabezas.

Pilar 1: La evaluación clínica

La historia clínica y el examen físico son tus herramientas más poderosas. No las subestimes.

  • Historia: Proporciona información valiosa sobre el inicio, la progresión y la naturaleza de los síntomas. Las manifestaciones más comunes incluyen cefaleas, cambios visuales, náuseas y vómitos. Pregunta por antecedentes médicos como hipertensión, obesidad, trastornos tiroideos o traumatismos craneales previos, ya que pueden predisponer a la HIC.
  • Examen físico: Busca hallazgos objetivos. La oftalmoscopia es esencial para detectar papiledema, un signo distintivo de HIC elevada. Evalúa los nervios craneales (agudeza visual, reacciones pupilares, simetría facial, audición), y realiza evaluaciones motoras y sensoriales. La tríada de Cushing (bradicardia, depresión respiratoria e hipertensión) es altamente indicativa de HIC. En lactantes, busca fontanelas abultadas y suturas craneales ensanchadas (Davidson et al., 2025).

Pilar 2: La neuroimagen 

Las imágenes cerebrales son fundamentales para evaluar la anatomía, identificar anomalías estructurales y detectar signos de HIC.

  • Tomografía Computarizada (TC): Identifica condiciones agudas como hemorragias, tumores o hidrocefalia. También puede mostrar agrandamiento ventricular o borramiento de los surcos cerebrales.
  • Resonancia Magnética (RM): Ofrece un contraste superior de tejidos blandos y es valiosa para detectar anomalías estructurales sutiles, como pequeños tumores o malformaciones de Chiari. También puede evaluar la dinámica del flujo de LCR y la patencia del seno venoso.

Puede parecer obvio, pero un error frecuente es no solicitar la imagen adecuada o interpretarla superficialmente, perdiendo detalles cruciales.

Pilar 3: La Punción Lumbar (PL) 

La PL mide directamente la presión intracraneal y evalúa la composición del LCR. Una presión de apertura elevada (>20 mm Hg en adultos) sugiere HIC. El análisis del LCR puede revelar niveles anormales de proteínas o evidencia de infección/inflamación.

¡Advertencia crucial! Siempre, y repito, SIEMPRE, descarta una masa intracraneal mediante neuroimagen antes de realizar una PL para evitar el riesgo de herniación. Esto es un error de principiante que puede tener consecuencias catastróficas.

Pilar 4: Estudios adicionales

Basado en la sospecha clínica, pueden ser necesarios estudios adicionales:

  • Angiografía cerebral: Para evaluar anomalías vasculares.
  • Estudios de flujo de LCR: Para evaluar la dinámica y anomalías de la circulación del LCR.
  • Pruebas endocrinas: Para detectar trastornos hormonales que puedan contribuir a la HIC.

El diagnóstico de la hipertensión intracraneal es un desafío multifacético que exige un enfoque meticuloso. La combinación de una evaluación clínica exhaustiva y estudios de neuroimagen adecuados te guiarán y garantizarán la evaluación por el especialista y en caso necesario complementarán con  una punción lumbar. Tu ojo clínico es tu mejor herramienta, pero debe estar respaldado por el conocimiento y la aplicación rigurosa de estos principios básicos. Sigue aprendiendo, sigue cuestionando y, sobre todo, sigue priorizando la precisión diagnóstica para mejorar los resultados de tus pacientes.

Referencias:

Davidson, C. L., & Kumar, A. (2025). Intracranial Hypertension. StatPearls Publishing. Recuperado de  https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK507811/

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