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Cuando la compasión falta, el sistema enferma

Cuando la compasión falta, el sistema enferma

Carlos Roca

18 de Junio de 2025

“Me encantaría que todos supieran el reto que es ser médico en el mundo. Me encantaría que todos los pacientes conociéramos lo que es el ENARM. Me encantaría que los pacientes pensaran diferentes de la mayoría de los médicos generales. Me encantaría que los médicos no olvidaran que también son pacientes, que todos somos humanos. Me encantaría ver relaciones médico-paciente llenas de empatía y compasión.

En los pasillos de hospitales y aulas de medicina se forjan los futuros guardianes de nuestra salud. Son humanos que en el debido momento decidieron estudiar medicina, llenos de vocación, dispuestos a dedicar sus vidas al alivio del sufrimiento ajeno. Sin embargo, esa imagen del médico incansable y compasivo contrasta con una realidad dura: muchas veces el sistema que los forma y ocupa olvida mostrarles a ellos la misma compasión. Quienes han jurado cuidarnos, cuidar nuestra especie, suelen encontrarse en entornos que no los cuidan a ellos, y esa falta de empatía hacia el personal de salud está pasando factura en silencio. No es solo su culpa el estrés que maneja esa médico del IMSS, o ese especialista del ABC que te hace esperar horas. La crisis de salud mental en médicos en formación es real y alarmante. No es casualidad que un gran porcentaje de estudiantes de medicina sufra depresión durante su carrera. Tampoco sorprende que una proporción significativa haya contemplado el suicidio como vía de escape ante la presión y el dolor acumulado.

¿Cómo es posible que la vocación de sanar termine lastimando profundamente a quienes la ejercen? La nota “Cuando la compasión falta, el sistema enferma” es un llamado a explorar esa dolorosa paradoja, invitando a reflexionar sobre sus causas y urgencia, con la esperanza de encender una conversación que nos impulse a cambiar el rumbo desde la empatía. Un médico que prefiere el anonimato, un médico que sueña y juntos soñamos por un mejor sistema. A lo largo de este recorrido ha quedado claro que no se trata de casos aislados, sino de un síntoma sistémico. La falta de compasión dentro del sistema de salud se refleja en médicos jóvenes agotados, con índices de desgaste profesional en aumento por las cargas y condiciones laborales actuales, y con tasas de suicidio más altas que las de la población general. No podemos permitir que la “normalidad” de la formación médica siga cobrando vidas y truncando vocaciones. Urge un cambio profundo en la cultura sanitaria: que la empatía deje de verse como un lujo y pase a ser un pilar cotidiano. Como señalan los expertos, cultivar la compasión no es solo cuestión de voluntad individual, sino de crear condiciones propicias para que esa compasión crezca.

Eso implica repensar guardias extenuantes, jerarquías de abuso y silencios forzados; implica reconocer que el cuidado del cuidador es tan importante como el del paciente. En última instancia, hablamos de personas reales: compañeros, alumnos, hijos e hijas que un día se empoderaron con la famosa bata blanca con el anhelo de sanar. La solución no vendrá únicamente de políticas institucionales, sino de una conversación colectiva y humana en la que participemos todos. Escuchemos sus voces, reconozcamos su esfuerzo y su dolor, y hagamos nuestra parte para aliviarlo. Humanicemos la formación médica y el ejercicio profesional desde la compasión y el respeto. Sólo así comenzaremos a sanar un sistema que, cuando olvida la compasión, enferma – pero que unidos podemos ayudar a recuperar.”

Nota Anónima de un médico que aún sueña.

Cuando la compasión falta, el sistema enferma

Hace unas semanas, recibimos la desgarradora noticia del suicidio de un médico en formación. No se trató ni de un accidente ni de un mal paso: fue una muerte silenciosa, que refleja el precio que algunos pagan por formar parte de un sistema que exige sin límites, sin preguntar. Jornadas eternas, horas robadas al descanso y la vida, presión académica incesante y jerarquías que niegan la emocionalidad. Una historia que ya empieza a repetirse.

Este texto es un llamado a reconocer que la formación médica actual no solo nos exige demasiado, sino que nos está costando vidas.

Según un estudio en JAMA Network Open (Yaghmour et al., 2025), entre 2015 y 2021, 161 residentes inscritos en programas acreditados por ACGME en Estados Unidos fallecieron, y el 29 % de esas muertes fueron por suicidio. Casi uno de cada tres. Datos escalofriantes que revelan la magnitud de una crisis.

En México, no contamos con registros oficiales ni cifras nacionales, pero algunos estudios dan pistas alarmantes:

  • Una investigación en un hospital escuela encontró que el 14.4 % de los residentes presentaba depresión, con un riesgo suicida del 16.2 %; Al desglosar por género, el 20 % de las mujeres (12 de 60) y el 11.7 % de los hombres (6 de 51) presentaban dicho riesgo (Jordán, 2022).
  • En 2023, una investigación en un hospital de tercer nivel en Culiacán, Sinaloa, encontró una prevalencia del 45.7 % de síndrome de burnout entre residentes de Ginecología y Obstetricia (16 de 35), con predominio en agotamiento emocional y despersonalización (Castro-Apodaca et al., 2025).
  • En un estudio multicéntrico a nivel Latinoamerica. Se informan prevalencias del síndrome de burnout en médicos residentes que oscilan entre el 13.2 % y el 70.3 %, con componentes de alto cansancio emocional reportados entre el 15.9 % y el 39.4 %, alta despersonalización entre el 11.8 % y el 44.2 %, y baja realización personal entre el 0 % y el 61.3 % (Pérez, 2023).
  • La depresión y la ansiedad afectan con fuerza la estabilidad emocional de los médicos residentes. En algunos centros hospitalarios, su prevalencia ha llegado al 45 %, sin distinción clara por edad, sexo o estado civil (Martínez, 2022).
  • En un estudio realizado con 4,664 médicos residentes, se encontró una prevalencia general de síndrome de burnout del 35.7 % (Rodríguez, 2018).

Estas cifras no son frías ni distantes: describen un entorno tóxico donde el silencio duele y el cansancio se confunde con fortaleza. La cultura de la residencia premia el aguante extremo, el sacrificio sin tregua, pero ignora cómo las enfermedades mentales afectan el desempeño, la empatía y la seguridad de los pacientes.

Es especialmente preocupante la invisibilidad estructural: no hay datos disponibles públicamente. En un entorno donde “lo que no se mide, no existe”, se evita enfrentar un problema crítico. La falta de vigilancia institucional perpetúa un círculo donde el sufrimiento se normaliza, los colegas se apagan y nadie propone una salida real.

Pero no todo es agujero: sabemos qué provoca este desgaste.

  • Las guardias excesivas (más de 80 horas semanales, e incluso jornadas que alcanzan hasta 136 horas en algunos casos) están directamente asociadas con niveles elevados de burnout. Sin embargo, la Ley Federal del Trabajo establece un máximo de 48 horas semanales (con propuesta para reducirlo a 40), lo que evidencia una profunda incongruencia en el trato hacia quienes ejercen la medicina. No debemos confundir la vocación con la explotación.
  • Los turnos nocturnos y la alteración del ritmo circadiano incrementan los riesgos de estrés, problemas digestivos y errores médicos (Massar, 2024).

En Latinoamérica también hay estudios similares en Argentina, Paraguay y Ecuador, con prevalencias entre el 47 % y el 80 % (Torres, 2020). La relación entre guardias y agotamiento es repetidamente confirmada.

Se escribe esto con respeto, y también con el peso acumulado de años viendo a colegas romperse en silencio. Se ve durante el internado. Se ve en las residencias. Y la mayoría se calla. Por miedo, por costumbre, por vergüenza.

Imaginemos que el próximo turno, en lugar de repetirse en solitario, se convierta en una conversación auténtica. En una pausa compartida, alguien dice: “La semana pasada me rompí una hora a solas y no me di cuenta de que estaba llorando”. Y no pasa nada. No se juzga, no se etiqueta, solo se escucha. Y eso cambia todo.

Porque tal vez lo que necesitamos no es una reforma institucional inmensa, sino un conjunto de gestos humanos: un médico compasivo que acompaña a otro con su palabra; una guardia donde se respete la dignidad de todos; un grupo (pequeño, honesto, valiente) que dice: “Aquí, tu cansancio importa”.

La urgencia está en cambiar esa voz interna que nos dice que seguir adelante es lo más importante. Porque ya hemos visto lo que ocurre cuando la aguanta perpetua es más fuerte que el cuerpo y la mente. Hemos visto lo que significa la ausencia de datos oficiales. El silencio cómplice del sistema. El impacto directo en quienes más confían en nosotros: los pacientes.

Los datos son contundentes:

  • Los médicos con burnout reportan más del doble de errores médicos autoreconocidos, incluso tras ajustar por horas de trabajo, fatiga y condiciones del turno (Shin, 2023).
  • Cada punto adicional en la escala de burnout aumenta en un 14 % la probabilidad de reportar un error clínico significativo (Trockel, 2020).
  • Una encuesta realizada en 2025 a médicos miembros de la Medical Defence Union (con 481 participantes) encontró que el 22 % de los encuestados se sentía privado de sueño diariamente y otro 19 % semanalmente (Medical Defence Union, 2025).

Estos no son datos abstractos: representan diagnósticos tardíos, tratamientos erróneos, dosis incorrectas, omisiones en el consentimiento informado y decisiones clínicas precipitadas. Además, estos errores no solo cuestan en dolor y pérdida, también generan costos significativos en litigios, hospitalizaciones prolongadas y recursos desperdiciados.

El precio del desgaste no lo paga sólo quien lleva la bata, lo paga también el paciente. Su confianza, su salud, su vida.

Pero también hay otra estadística que no aparece en los números: la de los pequeños actos que salvan. La de quienes preguntan “¿estás bien?” y se quedan a escuchar. La de quienes hablan de cansancio y reciben un abrazo. La de quienes comparten un café en la sala de descanso, y ahí todo cambia.

Y aquí hay un dato que no es anécdota: la compasión salva vidas. Investigaciones demuestran que cuando el personal brinda atención con amabilidad y empatía, los pacientes sanan más rápido, sienten menos dolor y ansiedad, y tienen estadías hospitalarias más cortas.

Según Compassionomics, “una sola herramienta (la compasión) puede afectar no solo los resultados para los pacientes, sino también la salud financiera de nuestras organizaciones. (Trzeciak & Mazzarelli, 2019)”

Como bien dijo Patch Adams (Robin Williams):

“Lo que necesitamos es compasión. Si trata una enfermedad, gana o pierde. Pero si trata a una persona, le garantizo que gana, sin importar el resultado.”

Se ha dicho antes y se repite, porque es fundamental:“No estás solo.”

Este mensaje no es una frase al aire; es un recordatorio de que nuestra comunidad puede levantarse, puede abrazarse, puede honrar a quienes hoy ya no están. Pero para hacerlo debemos empezar por cuidarnos aquí y ahora. Día a día. Conversación a conversación. Doctor a doctor. Médico a médico. Persona a persona.

Que este texto no sea sólo lectura. Que sea semilla. Que si lo llegó a leer, le hable sino al compañero de guardia. Que si lo pensaron en silencio, hoy lo digan en voz alta. Si lo sienten, que lo compartan. Porque juntos (aunque a veces cueste) podemos construir que cada vocación sea cuidada.

Referencias:

Yaghmour NA, et al. Causes of Death Among US Medical Residents. JAMA Netw Open. 2025;8(5):e259238. doi:10.1001/jamanetworkopen.2025.9238

Castro-Apodaca FJ, Magaña-Ordorica D, Magaña-Gómez JA, León-Sicarios NM, et al. Prevalencia y caracterización del síndrome de Burnout en residentes de Ginecología y Obstetricia. GinecoObstet Mex 2025; 93 (1): 24-30.

Jordán Alfonso A, Suhurt Arrom C, Capurro MH, Fresco MP, Arrom Suhurt CM, Arrom Suhurt MA. Riesgo suicida y depresión en Residentes de un Hospital Escuela. Rev. cient. cienc. salud 2022; 4(2):74-82

Pérez, Lilian & Pino, Yadira & Ansoleaga, Elisa. (2024). Prevalence of occupational stress-related syndromes in health workers in Latin America from 2019 to 2023. Revista Brasileira de Medicina do Trabalho. 23. 10.47626/1679-4435-2024-1329.

Massar SAA, Chua XY, Leong R, et al. Sleep, Well-Being, and Cognition in Medical Interns on a Float or Overnight Call Schedule. JAMA Netw Open. 2024;7(10):e2438350. doi:10.1001/jamanetworkopen.2024.38350

Martínez-García, J. A., Aguirre-Barbosa, M., Mancilla-Hernández, E., Hernández-Morales, M. D. R., Guerrero-Cabrera, M. B., & Schiaffini-Salgado, L. G. (2022). Prevalencia de depresión, ansiedad y factores asociados en médicos residentes de centros hospitalarios durante la pandemia de COVID-19. Revista Alergia México, 69(1), 1-6.

Medical Defence Union (2025) Doctors more sleep deprived now than after the pandemic, MDU survey finds. Available at https://www.themdu.com/press-centre/press-releases/doctors-more-sleep-deprived-now-than-after-pandemic (Accessed 28 March 2025).

Rodrigues, H., Cobucci, R., Oliveira, A., Cabral, J. V., Medeiros, L., Gurgel, K., … & Gonçalves, A. K. (2018). Burnout syndrome among medical residents: A systematic review and meta-analysis. PloS one, 13(11), e0206840.

Shin P, Desai V, Conte AH, Qiu C. Time Out: The Impact of Physician Burnout on Patient Care Quality and Safety in Perioperative Medicine. Perm J. 2023 Jun 15;27(2):160-168. doi: 10.7812/TPP/23.015. Epub 2023 Jun 6. Erratum in: Perm J. 2023 Sep 15;27(3):116. doi: 10.7812/TPP/23.081. PMID: 37278062; PMCID: PMC10266854.

Torres-Romero AD, Alcaraz-Romero IA. Síndrome de Burnout en médicos residentes de un Hospital público de la ciudadde Areguá en el año 2020. Med. clín. soc. 2020;4(3):98-103
(PDF) Síndrome de Burnout en médicos residentes de un Hospital público de la ciudad de Areguá en el año 2020.

Trzeciak, S., & Mazzarelli, A. (2019). Compassionomics: The revolutionary scientific evidence that caring makes a difference. Studer Group Publishing.Trockel MT, Menon NK, Rowe SG, et al. Assessment of Physician Sleep and Wellness, Burnout, and Clinically Significant Medical Errors. JAMA Netw Open. 2020;3(12):e2028111. doi:10.1001/jamanetworkopen.2020.28111

Troth, S.L. (2024) Night staff fatigue, British Journal of Healthcare Assistants, 18(5), pp. 166–170. doi: 10.12968/bjha.2024.18.5.166

Trzeciak, S., & Mazzarelli, A. (2019). Compassionomics: The revolutionary scientific evidence that caring makes a difference. Studer Group Publishing.

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